
La prostitución se ha mudado definitivamente de las calles y clubes a la red, una tendencia que no es nuevo, pero que se está viendo acelerada por el COVID-19 por las restricciones impuestas por las autoridades pero, también, por la necesidad de buscar vías alternativas de ingresar dinero en una situación que está siendo desoladora para las prostitutas.
El Estado de Alarma decretado por el Estado español el pasado mes de marzo, obligó a paralizar la actividad de muchos negocios en una situación sin precedentes, obligando a muchas personas a reinventarse y a solicitar ayudas sociales para soportar económicamente el fuerte impacto del COVID-19. Sin embargo, las trabajadoras sexuales, al ejercer una profesión que no está regulada, se han visto sin poder trabajar y, además, sin ninguna opción de optar a ayudas sociales.
Muchas de ellas, las más previsoras, están sobrellevando la situación gracias a sus ahorros, sin embargo, para el resto, parar por completo no era una opción. Incluso chicas que aún no habían dado el paso de anunciarse por internet, se han visto en la obligación de abrirse un perfil y poner su primer anuncio. En este caso, la red ha dado una alternativa a muchas de las chicas, que han decidido ofrecer servicios de videollamada o incluso sexting, ambos, por menos de lo que suelen cobrar habitualmente pero que les ha ayudado a pasar, hasta ahora, el peor momento de la pandemia.
El cambio, según afirman, es beneficioso porque toman el control de su trabajo ya que pueden hablar con el cliente por teléfono y por mensaje, pueden elegir dónde trabajan, qué medidas de seguridad tomar y es más factible un filtro de clientes. Las chicas, además, pueden ser totalmente independientes, gestionar y organizar sus encuentros como quieran. Pero lo que puede ser más importante, en la red las trabajadoras sexuales son visibles, lo que facilita el seguimiento de ilegalidades o delitos por parte de las autoridades, es decir, mayor seguridad para ellas.
En este sentido, la inclusión de las reseñas en el sector del sexo de pago está contribuyendo a la profesionalización de las chicas y, de alguna manera, autorregularse, con lo que están consiguiendo unas mejores condiciones de laborales.